¡Haz tu parte!

Maná del Líder
Lunes 17 de octubre, 2022
Al Servicio de la Comunidad Profesional y de Negocios

!HAZ TU PARTE!


Cuenta una leyenda nativa americana que un día hubo un incendio enorme en el bosque. Todos los animales huían despavoridos, pues era un fuego terrible.


De pronto, el jaguar vio pasar por sobre su cabeza al colibrí…en dirección contraria, es decir, hacia el fuego. Le extrañó sobremanera, pero no quiso detenerse. Al instante, lo vio pasar de nuevo, esta vez en su misma dirección. Pudo observar este ir y venir repetidas veces, hasta que decidió preguntar al pajarillo, pues le parecía un comportamiento tan inusual:


-"¿Qué haces colibrí?", le preguntó.


- "Voy al lago" – respondió el ave– "tomo agua con el pico y la hecho al fuego para apagar el incendio".


El jaguar sonrió.

-"¿Estás loco?" – le dijo. "¿Crees que vas a conseguir apagarlo con tu pequeño pico tú solo?"


-"No" – respondió el colibrí – "yo sé que solo no puedo. Pero ese bosque es mi hogar. Me alimenta, me da cobijo a mí y a mi familia, y le estoy agradecido por eso. Y yo lo ayudo a crecer polinizando sus flores. Yo soy parte de él y él es parte de mí. Yo sé que solo no puedo apagarlo, pero tengo que hacer mi parte".


En ese momento, los espíritus del bosque que escuchaban al colibrí, se sintieron conmovidos por la pequeña ave y su devoción hacia el bosque. Y milagrosamente enviaron un fuerte chaparrón, que terminó con el incendio.


Las abuelas indígenas contaban esta historia a sus nietos concluyendo:

-“¿Quieres atraer los milagros a tu vida? ¡Haz tu parte!



REFLEXIÓN


Esta es una lección para todo tiempo, haya o no una emergencia global.  Cada uno de nosotros es como un cajero automático, puede hacer retiros de su cuenta bancaria en el tanto haya hecho consistentemente depósitos, y nunca podrá retirar más de lo que depositó.


El colibrí hizo su parte. Comprendió que la vida y entorno, no son regalos que merecemos, sino fideicomisos de los que debemos dar cuenta con base en una ley de siembra y cosecha eterna.  No hay bendición que venga exenta de responsabilidad.


Muchas personas, pregonan con descaro y arrogancia sus privilegios como individuos o miembros de una clase social, política o económica. Creen que el gobierno o los demás deben solucionar sus problemas o atenuar sus carencias. Sin embargo, nadie en justicia debería ser beneficiario automático del fruto del trabajo de los demás. 


Tal vez resulte cómodo ignorar nuestra cuota de responsabilidad sobre lo que pasa en nuestro entorno y en nuestra propia vida personal, pero eso se llama negación y solo fomenta la autodestrucción y la codependencia tóxica.


Cuando oremos por una bendición recordemos siempre que Dios nos concedió cuerpo, mente, emociones y espíritu para cumplir nuestra misión, amando a los demás y cuidando como buenos mayordomos este planeta. Al final, nos espera una nueva tierra, un nuevo cielo, pero antes seremos juzgados por lo que contribuimos aquí.


FRASE DE PODER

Todo esfuerzo para un bien mayor cuenta cuando se brinda con amor e integridad.


ESCRITURA

Salmos 126:5 (NTV)

"Los que siembran con lágrimas cosecharán con gritos de alegría".


Muchas personas con las que me relacionó diariamente andan en busca de las bendiciones de Dios, olvidando que muchas de ellas ya las han recibido. Su confusión se debe a que anhelan a menudo lo que está fuera de la voluntad de Dios respondiendo a lo que la cultura del mundo dice que merecen tener o vivir. Eso también los hace menospreciar sus pequeños actos de amor, generosidad y servicio a otras personas y causas.  No logran ver la conexión integral entre nuestros pequeños actos y el plan y propósito de Dios. 


Oro para que como el colibrí aprendamos a ser compasivos, serviciales y responsables de nuestras vidas y entorno, un día a la vez, una persona a la vez, para que a su tiempo cosechemos abundantemente.


Hasta el próximo lunes

Juan Carlos Flores Zúñiga,
FUNDACION LIDERINNOVA 

Comentarios

Luis Fernando Mata Araya dijo…
Escribes muy bien. Muchas gracias, por poner en claro la debilidad humana en los, por siempre admirados, personajes bíblicos.
Juan Carlos Flores Zuniga dijo…
Gracias a ti Luis Fernando por compartir la misma inquietud. Bendiciones amigo.

Entradas más populares de este blog

La Oración del Naufrago

Recuerda a Quien Sirves

Tentación que mata