Limites Saludables

Maná del Líder
Lunes 30 de marzo, 2020
Al Servicio de la Comunidad Profesional y de Negocios

LÍMITES SALUDABLES

Cuando el escritor Clayton Christensen se graduó de Harvard con el título de MBA, consiguió trabajo  con el prestigioso Grupo Boston Consulting.   Al mes de estar allí, su gerente de Proyecto, Tim,  lo buscó para hacerle una solicitud.

- “Clay, debido a la importante presentación que tenemos programada para el lunes, nos vamos a reunir el domingo a las 2 pm para estar preparados." 

Clay levantó la mira hacia Tim, y con una ligera  mueca, dijo, 
“Lo siento, Tim, pero soy una persona religiosa, y no trabajo los domingos. Me he comprometido a respetar el domingo. Lamento no haberte informado con anterioridad”.

Su jefe se puso furioso. 
-“¿Qué es lo que quieres decir? ¡Aquí todos trabajamos los domingos!”


Luego se fue encolerizado, pero regresó a buscarlo una hora más tarde.
 -“Clay, he conversado con el equipo y hemos acordado que dado tu compromiso, nos reuniremos el sábado a las 2 pm.”

Con  una mueca más profunda, Clay respondió: 
- “Realmente lo siento Tim, pero no trabajo el sábado. Estoy casado y he comprometido ese día para pasarlo con mi esposa…”

Como era de esperar, su jefe nuevamente se enojó. “Tienes que estar  bromeando”.

Tim se fue muy molesto, pero regresó una hora más tarde. Con un rostro sarcástico, miró a Clay y le dijo:

-“OK Clay, hable nuevamente con el equipo - ¿Tu por casualidad, trabajas los viernes?




REFLEXIÓN

Es una historia real interesante y divertida. Muchos de nosotros no nos atreveríamos a defender nuestros compromisos espirituales y familiares ante la solicitud honesta y justificada de nuestro jefe.   El problema cuando decimos si a tales demandas es que nos volvemos esclavos de interminables rutinas vinculadas solo al ámbito laboral.

Clay sabía que si aceptaba trabajar este primer fin de semana, el probablemente terminaría trabajando todos los fines de semanas por el resto de su vida.  Como escribió luego en su obra “Cómo medirás tu vida”,  "Supe que sería más fácil aferrarme  a mis limites 100% del tiempo, que 98% del tiempo”.

En estos tiempos en que estar ocupado haciendo tareas laborales “significativas” se confunde con productividad, el error clave de las personas y las organizaciones es concentrarse en optimizar el uso del tiempo presente y no el futuro.  Casi todos  tenemos una profunda necesidad  de lograr algo en la vida por lo que fácilmente invertimos nuestro tiempo y talentos de maneras erradas.

Digamos que usted dispone de 15 o 30 minutos entre tareas o proyectos, ¿que hace en ese tiempo? La mayoría gasta ese tiempo contestando correos, o realizando una  labor que le de sentido de logro.

Por eso incluso cuando  regresamos al hogar llevamos trabajo de la oficina, o nos sentamos frente a la computadora  para sentirnos realizados, sin importar que le estamos robando tiempo a relaciones vitales como tiempo de calidad con nuestros hijos o nuestro cónyuge.  Pasamos de 40 a 50 horas fuera del hogar, y el poco tiempo que tenemos para invertir en relaciones que trascienden el presente es sacrificado por más trabajo en el presente.

Para la mayoría de nosotros sería muy difícil establecer claros límites como hizo Clay desde el principio con respecto al trabajo y la vida e invertir en las relaciones esenciales que no son de trabajo.

He sido profesor universitario por más de dos décadas y he visto repetirse ante mí la misma historia, no importante si mis estudiantes son de la generación X, Y o “Millenials.” He notado que ninguno de ellos tiene una “estrategia” para terminar solos en la vida y desconectados de sus familias. 

Sin embargo, la mayoría buscan una vida que al final los llevará a un lugar donde inviertan todo en trabajo y no dejen nada para otras áreas importantes.

El error que cometen es simple: invertir tiempo y recursos sólo en aquellas cosas que rinden dividendos rápidos y que señalan logro inmediato de acuerdo con los estándares de nuestra cultura.  

Cuando les pregunto a estos futuros profesionales cuál es su plan de vida, la mayoría me contestan  típicamente “tener mi apartamento”, “viajar”, “comprar un auto”, “ganar dinero y prestigio”.  Cuando pregunto sobre familia, matrimonio o relaciones significativas se produce un breve silencio: “no es una prioridad”, “más adelante” o “yo nunca voy a casarme y menos tener hijos”.

Hemos creado  una sociedad donde la gratificación inmediata de estos deseos en el presente, han comprometido nuestro futuro de manera irreparable.  Sin embargo, cada uno puede tomar una decisión estratégica que ponga límites a la esclavitud del presente para construir un futuro donde podamos cosechar amor, paz, y sabiduría.

FRASE DE PODER
Si no inviertes en relaciones profundas en el presente, tus réditos en el futuro  serán insignificantes

ESCRITURA
Jeremías 29:11 (NTV)
“Pues yo sé los planes que tengo para ustedes —dice el Señor—. Son planes para lo bueno y no para lo malo, para darles un futuro y una esperanza.”

Cada lunes como cada día trae su propio afán, pero sin importar su dedicación y capacidad, nadie sobre la tierra puede lograr en un día todo lo que anhela o lo que debe hacer. Y sin embargo, el afán puede comprometer nuestra salud espiritual, emocional y física.  

Fuimos creados por Dios como seres únicos, con un propósito que trasciende nuestro oficio o profesión,  sin esa perspectiva podemos terminar siendo aún más esclavos de lo que éramos antes de empezar a “valernos por nosotros mismos”. Los límites son la clave para una vida saludable que deje un legado imperecedero.

Hasta la próxima

Juan Carlos Flores Zuñiga

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