Su nombre era Srta. Rodríguez
Maná del Líder
Lunes 16 de setiembre, 2024
Al Servicio de la Comunidad Profesional y de Negocios
SU NOMBRE ERA SRTA. RODRÍGUEZ
Mientras estuvo al frente de su clase de 5º grado, el primer día de clase lo iniciaba diciendo a los niños una mentira. Como la mayor parte de los profesores, ella miraba a sus alumnos les decía que a todos los quería por igual. Pero eso no era posible, porque ahí en la primera fila, desparramado sobre su asiento, estaba un niño llamado: Pepe Sánchez.
La Srta. Rodríguez había observado a Pepe desde el año anterior y había notado que él no jugaba muy bien con otros niños, su ropa estaba muy descuidada y constantemente necesitaba darse un buen baño. Pepe comenzaba a ser un tanto desagradable. Llegó el momento en que la Srta. Rodríguez disfrutaba al marcar los trabajos de Pepe con un plumón rojo haciendo una gran X y colocando un cero muy llamativo en la parte superior de sus tareas.
En la escuela donde la Srta. Rodríguez enseñaba, se le requería revisar el historial de cada niño. Ella dejó el expediente de Pepe para el final. Cuando ella revisó su expediente, se llevó una gran sorpresa. La Profesora de primer grado había escrito: “Pepe es un niño muy brillante con una sonrisa sin igual. Hace su trabajo de una manera limpia y tiene muy buenos modales... es un placer tenerlo cerca".
Su profesora de cuarto grado escribió: “Pepe se encuentra atrasado con respecto a sus compañeros y no muestra mucho interés en la escuela. No tiene muchos amigos y en ocasiones duerme en clase".
Ahora la Srta. Rodríguez se había dado cuenta del problema y estaba apenada con ella misma. Ella comenzó a sentirse peor cuando sus alumnos les llevaron sus regalos de Navidad, envueltos con preciosos moños y papel brillante, excepto el de Pepe. Su regalo estaba mal envuelto con un papel amarillento que él había tomado de una bolsa de papel.
A la Srta. Rodríguez le dio pánico abrir ese regalo en medio de los otros presentes. Algunos niños comenzaron a reír cuando ella encontró un viejo brazalete y un frasco de perfume con sólo un cuarto de su contenido.
Ella detuvo las burlas de los niños al exclamar lo precioso que era el brazalete mientras se lo probaba y se colocaba un poco del perfume en su muñeca. Era el mejor regalo que le habían hecho los niños en toda su vida profesional.
Pepe se quedó ese día al final de la clase el tiempo suficiente para decir:
“Srta. Rodríguez, el día de hoy usted huele como solía oler mi mamá".
Después de que el niño se fue ella lloró por lo menos una hora...
Desde ese día, ella dejó menos horas en enseñarles a los niños aritmética, a leer y a escribir.
En lugar de eso, comenzó a educar a los niños. La Srta. Rodríguez puso atención especial en Pepe. Conforme comenzó a trabajar con él, su cerebro comenzó a revivir. Mientras más lo apoyaba, él respondía más rápido.
Para el final del ciclo escolar, Pepe se había convertido en uno de los niños más aplicados de la clase y a pesar de su mentira, de que quería a todos sus alumnos por igual, Pepe se convirtió en uno de los “consentidos” de la maestra.
Un año después, ella encontró una nota debajo de su puerta, era de Pepe, diciéndole que ella había sido la mejor maestra que había tenido en toda su vida. Seis años después por las mismas fechas, recibió otra nota de Pepe, donde le escribía que había terminado su bachillerato, siendo el tercero de su clase y ella seguía siendo la mejor maestra que había tenido en toda su vida.
Cuatro años después, recibió otra carta que decía que a pesar de que en ocasiones las cosas fueron muy duras, se mantuvo en la Universidad y pronto se graduaría con los más altos honores. Él reiteró a la Srta. Rodríguez que seguía siendo la mejor maestra que había tenido en toda su vida y su favorita.
Unos años después recibió otra carta. En esta ocasión le explicaba que después de que concluyó su carrera, decidió viajar un poco. La carta le explicaba que ella seguía siendo la mejor maestra que había tenido y su favorita, pero ahora su nombre se había alargado un poco, la carta estaba firmada por José Sánchez., Doctor en Medicina.
La historia no termina aquí, existe una carta más que leer, Pepe ahora decía que había conocido a una chica con la cual iba a casarse. Explicaba que su padre había muerto hacía un par de años y le preguntaba a la Srta. Rodríguez si le gustaría ocupar en su boda el lugar que usualmente es reservado para la madre del novio, por supuesto la Srta. Rodríguez aceptó y adivina...
Ella llegó usando el viejo brazalete y se aseguró de usar el perfume que Pepe recordaba que usó su madre la última Navidad que pasaron juntos. Se dieron un gran abrazo y el Dr. Sánchez le susurró al oído, "Gracias Srta. Rodríguez por creer en mí. Muchas gracias por hacerme sentir importante y mostrarme que yo puedo hacer la diferencia".
La Srta. Rodríguez con lágrimas en los ojos, tomó aire y dijo, “Pepe, te equivocas, tú fuiste el que me enseñó a mí que yo puedo hacer la diferencia. No sabía cómo educar hasta que te conocí"
REFLEXIÓN
Esta no es una historia más. Soy un vivo testimonio de que estas historias son más reales que cualquier otra que te compartan. Lo se dolorosamente, porque cuando tenía solo cinco años murió mi abuelo Marcial quien a pesar de mi corta edad jugó un papel fundamental en mi vida. Tengo recuerdos imborrables a su lado. Quede abatido cuando iniciaba mis estudios en el Colegio La Salle de mi país nativo. No podía estudiar, ni concentrarme.
Mis padres me enviaron a terapia, pero no funcionó y finalmente fui enviado a una escuela pública donde empecé desde el primer grado con la maestra Angela Bolaños. Era una maestra amorosa con vocación. Me tomó bajo su cuidado y antes de un año pase de ser el mas rezagado al primero en su clase. Los estudios se convirtieron en un placer para mi y me mantuve con excelentes calificaciones toda mi vida hasta mi maestría.
A mi regreso del extranjero, fui a visitarla. Vivía en la misma casa donde me ayudaba en las tardes a mejorar mi aprendizaje. Había enviudado. No había tenido el cuidado de enviarle cartas agradeciendo su positiva influencia en mi vida.
Lamentablemente, no me recordaba a pesar de que le mencione muchos detalles que guardaba de entonces. Aunque lo podía atribuir a la senilidad propia de su avanzada edad, comprendí algo fundamental entonces. Ella había sido especial conmigo y con todos los niños que había necesitado su apoyo y guía sin hacer excepciones.
Había sembrado una buena semilla creyendo que aquella tierra sería fértil para hacerla crecer. Un alma generosa, una maestra inolvidable. Le agradecí por todo lo que había hecho por mi, le conté de mi vida, y ella me contó de la suya. Cuando me despedí le di un fuerte abrazo y ella me despidió con su increíble sonrisa de siempre. ¿A cuántos niños y niñas habrá bendecido con su buena siembra por tantas décadas?
No se usted, pero cuando me preguntan quien ha sido una influencia decisiva en mi vida no dudo en responder la maestra Ángela. Su amor fue incondicional, su entrega a su vocación completa y su vida íntegra y amorosa. ¿Alguien ha invertido en ti de esa forma in esperar nada a cambio? Yo conozco a muchos, y todos lo aprendieron de Jesús.
FRASE DE PODER
Da con manos llenas a gente ordinaria y Dios hará cosas extraordinarias en ellas
ESCRITURA
Eclesiastés 11:6 (NVI)
"Siembra tu semilla en la mañana, y no te des reposo por la tarde, pues nunca sabes cuál siembra saldrá mejor, si ésta o aquélla, o si ambas serán igual de buenas."
Oro para que ésta sea una semana llena de oportunidades para meditar en las personas que han dejado una huella positiva en tu vida. No pierdas el tiempo, buscalas y si viven aún ve y agradeceles y muestrales que su siembra ha valido la pena.
Con amistad
Juan Carlos Flores Zúñiga
FUNDACIÓN LIDERINNOVA
Lunes 16 de setiembre, 2024
Al Servicio de la Comunidad Profesional y de Negocios
SU NOMBRE ERA SRTA. RODRÍGUEZ
Mientras estuvo al frente de su clase de 5º grado, el primer día de clase lo iniciaba diciendo a los niños una mentira. Como la mayor parte de los profesores, ella miraba a sus alumnos les decía que a todos los quería por igual. Pero eso no era posible, porque ahí en la primera fila, desparramado sobre su asiento, estaba un niño llamado: Pepe Sánchez.
En la escuela donde la Srta. Rodríguez enseñaba, se le requería revisar el historial de cada niño. Ella dejó el expediente de Pepe para el final. Cuando ella revisó su expediente, se llevó una gran sorpresa. La Profesora de primer grado había escrito: “Pepe es un niño muy brillante con una sonrisa sin igual. Hace su trabajo de una manera limpia y tiene muy buenos modales... es un placer tenerlo cerca".
Su profesora de segundo grado escribió: “Pepe es un excelente estudiante, se lleva muy bien con sus compañeros, pero se nota preocupado porque su madre tiene una enfermedad incurable y el ambiente en su casa debe ser muy difícil".
La profesora de tercer grado escribió: "Su madre ha muerto, ha sido muy duro para él. Él trata de hacer su mejor esfuerzo, pero su padre no muestra mucho interés y el ambiente en su casa le afectará pronto si no se toman ciertas medidas".
Su profesora de cuarto grado escribió: “Pepe se encuentra atrasado con respecto a sus compañeros y no muestra mucho interés en la escuela. No tiene muchos amigos y en ocasiones duerme en clase".
Ahora la Srta. Rodríguez se había dado cuenta del problema y estaba apenada con ella misma. Ella comenzó a sentirse peor cuando sus alumnos les llevaron sus regalos de Navidad, envueltos con preciosos moños y papel brillante, excepto el de Pepe. Su regalo estaba mal envuelto con un papel amarillento que él había tomado de una bolsa de papel.
A la Srta. Rodríguez le dio pánico abrir ese regalo en medio de los otros presentes. Algunos niños comenzaron a reír cuando ella encontró un viejo brazalete y un frasco de perfume con sólo un cuarto de su contenido.
Ella detuvo las burlas de los niños al exclamar lo precioso que era el brazalete mientras se lo probaba y se colocaba un poco del perfume en su muñeca. Era el mejor regalo que le habían hecho los niños en toda su vida profesional.
Pepe se quedó ese día al final de la clase el tiempo suficiente para decir:
“Srta. Rodríguez, el día de hoy usted huele como solía oler mi mamá".
Después de que el niño se fue ella lloró por lo menos una hora...
Desde ese día, ella dejó menos horas en enseñarles a los niños aritmética, a leer y a escribir.
En lugar de eso, comenzó a educar a los niños. La Srta. Rodríguez puso atención especial en Pepe. Conforme comenzó a trabajar con él, su cerebro comenzó a revivir. Mientras más lo apoyaba, él respondía más rápido.
Para el final del ciclo escolar, Pepe se había convertido en uno de los niños más aplicados de la clase y a pesar de su mentira, de que quería a todos sus alumnos por igual, Pepe se convirtió en uno de los “consentidos” de la maestra.
Un año después, ella encontró una nota debajo de su puerta, era de Pepe, diciéndole que ella había sido la mejor maestra que había tenido en toda su vida. Seis años después por las mismas fechas, recibió otra nota de Pepe, donde le escribía que había terminado su bachillerato, siendo el tercero de su clase y ella seguía siendo la mejor maestra que había tenido en toda su vida.
Cuatro años después, recibió otra carta que decía que a pesar de que en ocasiones las cosas fueron muy duras, se mantuvo en la Universidad y pronto se graduaría con los más altos honores. Él reiteró a la Srta. Rodríguez que seguía siendo la mejor maestra que había tenido en toda su vida y su favorita.
Unos años después recibió otra carta. En esta ocasión le explicaba que después de que concluyó su carrera, decidió viajar un poco. La carta le explicaba que ella seguía siendo la mejor maestra que había tenido y su favorita, pero ahora su nombre se había alargado un poco, la carta estaba firmada por José Sánchez., Doctor en Medicina.
La historia no termina aquí, existe una carta más que leer, Pepe ahora decía que había conocido a una chica con la cual iba a casarse. Explicaba que su padre había muerto hacía un par de años y le preguntaba a la Srta. Rodríguez si le gustaría ocupar en su boda el lugar que usualmente es reservado para la madre del novio, por supuesto la Srta. Rodríguez aceptó y adivina...
Ella llegó usando el viejo brazalete y se aseguró de usar el perfume que Pepe recordaba que usó su madre la última Navidad que pasaron juntos. Se dieron un gran abrazo y el Dr. Sánchez le susurró al oído, "Gracias Srta. Rodríguez por creer en mí. Muchas gracias por hacerme sentir importante y mostrarme que yo puedo hacer la diferencia".
La Srta. Rodríguez con lágrimas en los ojos, tomó aire y dijo, “Pepe, te equivocas, tú fuiste el que me enseñó a mí que yo puedo hacer la diferencia. No sabía cómo educar hasta que te conocí"
REFLEXIÓN
Esta no es una historia más. Soy un vivo testimonio de que estas historias son más reales que cualquier otra que te compartan. Lo se dolorosamente, porque cuando tenía solo cinco años murió mi abuelo Marcial quien a pesar de mi corta edad jugó un papel fundamental en mi vida. Tengo recuerdos imborrables a su lado. Quede abatido cuando iniciaba mis estudios en el Colegio La Salle de mi país nativo. No podía estudiar, ni concentrarme.
Mis padres me enviaron a terapia, pero no funcionó y finalmente fui enviado a una escuela pública donde empecé desde el primer grado con la maestra Angela Bolaños. Era una maestra amorosa con vocación. Me tomó bajo su cuidado y antes de un año pase de ser el mas rezagado al primero en su clase. Los estudios se convirtieron en un placer para mi y me mantuve con excelentes calificaciones toda mi vida hasta mi maestría.
A mi regreso del extranjero, fui a visitarla. Vivía en la misma casa donde me ayudaba en las tardes a mejorar mi aprendizaje. Había enviudado. No había tenido el cuidado de enviarle cartas agradeciendo su positiva influencia en mi vida.
Lamentablemente, no me recordaba a pesar de que le mencione muchos detalles que guardaba de entonces. Aunque lo podía atribuir a la senilidad propia de su avanzada edad, comprendí algo fundamental entonces. Ella había sido especial conmigo y con todos los niños que había necesitado su apoyo y guía sin hacer excepciones.
Había sembrado una buena semilla creyendo que aquella tierra sería fértil para hacerla crecer. Un alma generosa, una maestra inolvidable. Le agradecí por todo lo que había hecho por mi, le conté de mi vida, y ella me contó de la suya. Cuando me despedí le di un fuerte abrazo y ella me despidió con su increíble sonrisa de siempre. ¿A cuántos niños y niñas habrá bendecido con su buena siembra por tantas décadas?
No se usted, pero cuando me preguntan quien ha sido una influencia decisiva en mi vida no dudo en responder la maestra Ángela. Su amor fue incondicional, su entrega a su vocación completa y su vida íntegra y amorosa. ¿Alguien ha invertido en ti de esa forma in esperar nada a cambio? Yo conozco a muchos, y todos lo aprendieron de Jesús.
FRASE DE PODER
Da con manos llenas a gente ordinaria y Dios hará cosas extraordinarias en ellas
ESCRITURA
Eclesiastés 11:6 (NVI)
"Siembra tu semilla en la mañana, y no te des reposo por la tarde, pues nunca sabes cuál siembra saldrá mejor, si ésta o aquélla, o si ambas serán igual de buenas."
Oro para que ésta sea una semana llena de oportunidades para meditar en las personas que han dejado una huella positiva en tu vida. No pierdas el tiempo, buscalas y si viven aún ve y agradeceles y muestrales que su siembra ha valido la pena.
Con amistad
Juan Carlos Flores Zúñiga
FUNDACIÓN LIDERINNOVA
Comentarios
El mana del lunes fue muy emotivo para mi. (Cuantas personas han creído en mí, apesar de mis limitaciones y testarudez)
Mana del lunes. Es una recarga cada semana.
Mil gracias.
Un abrazo.
Gracias