Paz Interior

Maná del Líder
Lunes 3 de agosto, 2020
Al Servicio de la Comunidad Profesional y de Negocios

PAZ INTERIOR

Era una vez un Gran Samurai que vivía cerca de Tokio. Aunque era anciano, se dedicaba a enseñar el arte zen a los jóvenes. A pesar de su edad, corría la leyenda de que aún era capaz de derrotar a cualquier adversario.

Cierta tarde, un guerrero conocido por su total falta de escrúpulos apareció por allí. Quería derrotar al Samurai y aumentar su fama. El viejo aceptó el desafío y el joven comenzó a insultarlo. Pateó algunas piedras hacia él, escupió en su rostro, gritó insultos, ofendió a sus ancestros...etc.

Durante horas hizo todo para provocarlo, pero el viejo permaneció impasible. Al final del día, sintiéndose ya exhausto y humillado, el guerrero se retiró. Y los alumnos, sorprendidos, preguntaron al maestro cómo pudo él soportar tanta humillación.

- "Si alguien llega hasta ustedes con un presente, y ustedes no lo aceptan, ¿a quién pertenece el presente ?"

- "A quien intentó entregarlo," respondió uno de los discípulos.
- "Lo mismo vale para la injuria, la rabia, la calumnia y los insultos. Cuando no son aceptados, continúan perteneciendo a quien los traía consigo."



REFLEXIÓN

Cuando Adán y Eva fueron expulsados del paraíso por su desobediencia según narra Génesis, no se llevaron nada de allí, excepto la institución del matrimonio. Tres elementos fundamentales para vivir en paz fueron dejados en el Edén: fe, perdón y amor.

Hasta que Jesús muere en la cruz y resucita al tercer día, esos tres regalos son restablecidos en el hombre y la mujer a través del Espíritu de Dios que mora en quienes creen y siguen a Jesucristo como su Señor y salvador personal. 

Esto no es un asunto litúrgico. Es fundamental, nosotros no podemos dar lo que no tenemos. Por ejemplo, perdonar no es natural en nosotros, por eso Dios nos demanda que lo hagamos, no porque lo sintamos o queramos, sino porque lo decidimos. Es entonces que el perdón se asienta en nosotros con su sanidad en las heridas que nos causaron y nos causamos. 

El samurai sabía esto intuitivamente.

Se trata de decisiones en dones o regalos claves: fe, perdón y amor. Sin estas tres patas la silla de la paz no puede sostenerse. No están en nosotros, lo recibimos a través de una relación auténtica con Dios por medio de Jesucristo y el Espíritu de Dios que viene a morar en nosotros al dar este paso espiritual accesible a todos los que quieren vivir en completa paz sin importar las tormentas del mundo.

FRASE DE PODER
Nadie ni nada puede quitarte tu paz, a menos que tu lo permitas

ESCRITURA
Juan 14:27 (LBLA)
"La paz os dejo, mi paz os doy; no os la doy como el mundo la da. 
No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo"

Si aceptamos con humildad que necesitamos esa paz, El nos la da, pero debemos crecer en los tres regalos que se nos confían para mantener esa paz aun en las circunstancias más adversas, llámense pruebas o tentaciones, esto es poner en práctica la fe, el perdón y el amor diariamente y con todos.

Oro para que hoy como el Samurai no cargues la indignación que trae otro

Juan Carlos Flores Zúñiga

FUNDACION LIDERINNOVA

Comentarios

Jaime Brenes dijo…
Amado hermano gracias, es una reflexion excelente.
Sandra Morales dijo…
LINDISIMO COMO SIEMREEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEE GRACIAS
Hugolina Cuervo dijo…
GRACIAS SIEMPRE SON DE GRAN BENDICION. ADEMAS ME GUSTAN MUCHO. DIOS LE BENDIGA
Lusi Carlos Vargas dijo…
Muy bueno
Gisell Aguayo Grados dijo…
Esta reflexión describe exactamente la situación en la q me encuentro.. encontrar paz en medio de una situación dolorosa no es sencillo, xq es una lucha entre mi carne desesperada x no tener el control de la situación y mi espíritu que quiere caminar x fe, la misma q parece debilitarse. Y entonces me doy cuenta q no estaba tan cimentada sobre la roca y q solo soy barro en las manos de mi alfarero. En proceso de reconstrucción, de madurez y crecimiento, de buscarlo intencionalmente mucho más, para q cada día sea menos de mi y más de ÉĹ 🙇🏽‍♀️🔥
Juan Carlos Flores Zuniga dijo…
Hola Gisell. Buscar no es lo mismo que encontrar. Por mucho tiempo busque intencionalmente y no encontré paz. La ruta sin que esto sea una receta, consiste en detenerme, identificar que me quita la paz, y entregarlo a Dios diariamente. En paralelo rendir mi vida diariamente a su soberanía y no tratar de resolver todo en mis fuerzas. Ojala puedas encontrar paz.

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