El Poder del Perdón

Maná del Líder
Lunes 7 de agosto, 2023
Al Servicio de la Comunidad Profesional y de Negocios

EL PODER DEL PERDÓN

No muchas personas tienen una idea clara de cómo es Vietnam, país al cual asocian solo con la Guerra…Las ciudades están llenas de bellos monumentos, edificios, museos, propios de su cultura y de las naciones occidentales que durante décadas colonizaron el país…

Su gente es muy trabajadora y amante de sus tradiciones. Pero, durante décadas, el país fue castigado con el flagelo terrible de la guerra, que incendió sus aldeas y cubrió de luto y sangre a su gente, especialmente sus niños.

Kim Phuc se crio en la aldea de Trang Bang, situada a 30 minutos al norte de Saigón. El 8 de junio de 1972 un consejero militar estadounidense coordinó el bombardeo de la aldea con napalm. 


“Todos estábamos escondidos en la Pagoda. Los soldados oyeron los motores de los aviones que se acercaban y nos gritaron: corran, corran! Corrí con mis dos hermanitos y mis primos. Demasiado tarde. Cuando me di cuenta, mi ropa se había consumido por el fuego y mi piel ardía…”


Nick  Ut,  el  fotógrafo  que  estaba  cubriendo  el ataque,  llevó a Kim de tan solo nueve años a un hospital.  La  niña  pasó 14 meses recuperándose. Las quemaduras eran gravísimas  y necesitó 17 operaciones y 14 años posteriores de terapia…

“El napalm es el peor dolor que puedan imaginar. Es quemarte con gasolina por debajo de la piel. Me desmayaba cada vez que las enfermeras me metían en la tina y cortaban la piel muerta”, recuerda Kim.


“Diez años más tarde, en 1982, tuve que sufrir otra prueba muy dura en mi vida. Yo había ingresado en la facultad de medicina de Saigón, pero por desgracia los agentes del gobierno se enteraron de que yo era la niñita de la foto y vinieron a buscarme para hacerme trabajar con ellos y utilizarme como símbolo. Yo no quería y les supliqué: “¡Déjenme estudiar! Es lo único que deseo”. 

"Entonces, me prohibieron inmediatamente que siguiera estudiando. Fue atroz. No acertaba a entender por qué el destino se encarnizaba conmigo y no podía seguir estudiando como mis amigos. Tenía la impresión de haber sido siempre una víctima. A mis 19 años había perdido toda esperanza y sólo deseaba morir".


Cuatro años más tarde, en 1986 Kim consiguió por fin que la dejaran estudiar, pero por razones de propaganda la mandaron a Cuba. Pero allí también hubo de interrumpir sus estudios. Tuvo varios problemas de salud, incluyendo diabetes, la cual empañó su visión.  Durante su estancia en Cuba conoció a Bui Huy Toan, otro estudiante vietnamita. Se casaron en 1992 y pasaron la luna de miel en Moscú. En su vuelo de vuelta a Cuba, la pareja desertó cuando su avión aterrizó en Gander (Terranova) para recargar combustible. 


"Si me preguntan por lo más difícil que he tenido que hacer… sin duda alguna ha sido perdonar. Perdonar a los que mataron a mi familia, a los que incendiaron mi país, perdonar a quienes se empeñaron en utilizarme sin importarles mi vida personal…La primera vez que leí las palabras de Jesús “ama a tus enemigos”, ni lo entendí ni sabía como hacerlo. Soy humana, tengo mucho dolor, muchas cicatrices y he sido víctima mucho tiempo. ¿Perdonar? Eso me resultaba imposible. Tuve que rezar mucho y no fue fácil… pero con la ayuda de Dios, finalmente lo logré," declara Kim.

En 1996, la Fundación para la Memoria de los Veteranos de Vietnam la invitó a Washington y allí conoció al piloto que vació las bombas sobre su aldea. Kim manifestó públicamente su perdón al piloto y emocionados sellaron el acto con un abrazo.       

El hombre dijo: “Es como si me hubieran quitado de sobre mis hombros el peso del mundo entero”. Kim Phuc vive ahora en Canadá, cerca de Toronto, con su marido y sus dos hijos, Thomas y Stephen.

Kim habla perfectamente el español. Aunque no concluyó sus estudios médicos, afirma  que finalmente encontró el propósito de su vida:

“Compartir la importancia de tener una relación personal con Cristo y conocer la importancia de la libertad.” 

“La  foto de la niñita corriendo desnuda mientras su cuerpecito arde por el napalm es un símbolo de la guerra, pero mi vida es un símbolo de amor, esperanza y perdón. Solamente cuando encontré la fe, se atenuó el dolor de las llagas de mi corazón”


Kim fue nombrada Embajadora de buena voluntad de la UNESCO en 1997. Si no fuera por las cicatrices de su cuerpo, al verla hoy con su sonrisa permanente y su buen humor, nadie imaginaría su drama personal. 

"La gente debe saber que puede elegir algo mucho mejor que la guerra. Podemos elegir entre el bien y el mal porque tenemos libre albedrío". 



REFLEXIÓN


El atajo más destructivo que tomamos ante los conflictos y las experiencias dolorosas que experimentamos es responder con emociones fuera de control, a menudo gobernadas por el deseo de venganza. Nadie quiere sufrir, pero es inevitable en nuestro crecimiento. Nadie crece sin experimentar el sufrimiento y la pena en algún grado. No siempre este es el resultado de la injusticia o el abuso. Sufrimos cuando perdemos algo o a alguien, o cuando somos disciplinados por nuestro propio bien.


En el caso de Kim Phuc vemos una vida caracterizada por la violencia y el abuso desde niña y, sin embargo, ella convierte su dolor en una oportunidad para madurar y perdonar y así tener la libertad de vivir una vida diferente. Podemos elegir siempre porque el perdón no es un sentimiento, es una decisión diaria.


Cuando conocemos a Dios El nos perdona por todos nuestros pecados y faltas, y luego nos sana paulatinamente de nuestras heridas, y nos invita a tomar una decisión radical: perdona a otros como El nos perdonó a nosotros.


He pasado por muchas situaciones en mis 57 años de vida, buenas y malas, alegres y dolorosas, y en mas de una ocasión alimente el odio y la venganza hacia extraños que me intentaron hacer daño, pero nunca experimente paz cuando me sentía y actuaba así, por el contrario me empecé a llenar de amargura.


En mi relación con Dios, en cambio, encontré una paz que el mundo nunca me dará. Pude perdonar a quienes me había herido y pude pedir perdón porque no soy perfecto y a menudo escale el conflicto en lugar de resolverlo. Finalmente, aprendí a perdonarme porque merezco vivir en paz con Dios y los demás.


La falta de perdón es como un veneno que uno se toma para que los demás sufran por lo que nos han hecho. No soy necio, he aprendido como Kim que puedo elegir siempre, y que las acciones de los demás nunca deben definir quien soy y como vivo mi vida.


FRASE DE PODER

Siempre poder elegir entre el bien y el mal

ESCRITURA:

Mateo 6:14 (NTV)
"Si perdonas a los que pecan contra ti, tu Padre celestial te perdonará a ti"

¿Quienes somos nosotros para no perdonar? Si Dios nos perdona sin merecerlo, cuanto mas nosotros necesitamos ejercitarnos en el perdón. No lo hagamos porque lo sintamos, sino porque es una decisión que honra al Dios que nos ama incondicionalmente y que ha pagado por todos nuestros pecados. Este día tienes la oportunidad de empezar a cambiar tu vida, a eliminar la hiedra de amargura que has permitido que crezca en tu corazón. No digo que será fácil, pero aprenderás a vivir con propósito y en paz.


Hasta la próxima


Juan Carlos Flores Zúñiga

FUNDACIÓN LIDERINNOVA

Comentarios

Gisell Aguayo Grados dijo…
Hay pruebas q se tornan más largas de lo necesario x la necedad de nuestra mente, la batalla incesante y tenaz q nos hace dar vueltas y vueltas al igual q el pueblo de Israel cuando salió de Egipto.
Y a veces ese silencio de parte de nuestro Creador se hace tan doloroso. Las pruebas son necesarias, claro q si, pero a veces podemos llega a ser como niños q solo necesitan un abrazo de papá para levantarse, secar las lágrimas y seguir adelante en la carrera de la vida.

Entradas más populares de este blog

La Oración del Naufrago

Recuerda a Quien Sirves

Tentación que mata