El Arado Ablanda
Lunes 2 de Diciembre, 2019
Al servicio de la comunidad empresarial y profesional
EL ARADO ABLANDA
Don Roberto era un hombre muy rico, tenía de todo en abundancia. Podía comprar lo que se le antojara. Una tarde tomó en sus brazos a Margarita, su pequeña hija de diez años de edad, y después de jugar con ella por un rato le preguntó:
- “¿Has pensado en lo afortunada que eres por ser hija del hombre más rico de esta ciudad?”
- “Sí, papá, todos te envidian. ¡Cómo quisieran ellos tener tu felicidad!”
Todo le iba bien a Don Roberto. Pero la vida tiene sus giros imprevistos, y a los pocos meses Margarita murió en un horrible accidente. Esto era más de lo que Roberto podía sobrellevar, así que se dio a la bebida, al juego y a la vida licenciosa. Con el tiempo perdió todos sus bienes.
Quebrantado de espíritu, dejó la ciudad donde había sido tan popular, y se fue peregrinando en busca de paz y consuelo. Al pasar por una población rural, vio que un hombre revolvía el trigo con una gran pala.
- “¿Por qué no dejas en paz esos granos?” – le preguntó.
- “¡Para que no se pudran” – exclamó como respuesta
Pasando luego por otro campo, vio a otro agricultor que araba la tierra con una reja muy aguda.
- “¿Por qué cortas tan profundo la tierra?” – preguntó con curiosidad
- “Para que sea más blanda, y así se empape bien de lluvia y sol" – respondió el campesino.
Más tarde, mientras pasaba por un viñedo, observó que un peón cortaba, con tijeras, los sarmientos de las matas.
- “Amigo – preguntó Roberto - ¿Por qué atormentas esos sarmientos?”
- “Para que den una cosecha buena y abundante” – contestó el peón.
Pensativo don Roberto decidió caminar hacia la soledad de un bosque cercano y cayó de rodillas. Entonces, alzó los ojos al cielo y exclamó: “¡Señor mío!, yo soy el trigo que has revuelto para que no me pudra. Soy la tierra que has punzado para que me vuelva blanco. Y soy el sarmiento que has podado para que dé buen fruto. Ayúdame a someterme a tu mano fuerte para llegar a ser el siervo útil que Tu quieres que sea”.
REFLEXIÓN
La verdad es que ninguno de nosotros se alegra cuando viene una prueba a nuestras vidas cómodas y seguras. Continuamente evitamos el dolor, la incomodidad y hasta la tristeza. Para ello, tomamos pastillas, bebemos, nos vamos de juerga, somos licenciosos, y nos rodeamos de gente que nos ayude a pasarla “bien”. El problema es que ninguna de esas soluciones es permanente, su efecto es pasajero, y a menudo costoso en términos emocionales, físicos y materiales.
Este no es un jardín de rosas, pero es un jardín donde encontramos de todo, y todo nos puede ayudar a bien, si nuestra actitud cambia. Verán, no existe éxito sin fracasado, alegría sin dolor, amor sin desamor, satisfacción sin insatisfacción. Todo en la vida ha sido diseñado para que crezcamos físicas, emocionales, intelectual y espiritualmente. Sin pruebas no hay crecimiento. Las personas se vuelven sabias cuando toman decisiones necias y aprenden a no repetirlas. Las personas que el mundo considera exitosas, han experimentado multitud de fracasos antes de disfrutar el éxito. Todo tiene condiciones, todo incluye requisitos, todo tiene una etiqueta de que pende un precio.
Como Don Roberto, podemos sentirnos seguros por años y perder todo en segundos. Riqueza sin salud es inútil, igual que éxito material sin nadie que te ame por lo eres con quien compartirlo. Estamos aquí para aprender y los golpes de la vida son parte de los insumos que alimentan la madurez, la fuerza, la gracia y una verdadera paz. La felicidad no está en la negación, sino en disfrutar y agradecer la vida con lo que nos da y lo que nos quita. Es en medio de las dificultades que Dios permite donde se prueba de que estamos hechos y si hemos crecido o no.
FRASE DE PODER
Solo el que aprende de sus pruebas crece y da fruto
ESCRITURA
II Corintios 8:2 (NVI)
“En medio de las pruebas más difíciles, su desbordante alegría y su extrema pobreza abundaron en rica generosidad.”
Estamos aquí de paso. Yo no sé si estas invirtiendo todo en esta tierra como si fueras a permanecer aquí para siempre. La verdad es que cuando mueras no te vas a llevar nada. No tienes que esperar hasta el puro final para mirar atrás y ver si has aprendido, si has crecido. Hoy tienes la oportunidad de crecer. Haz un alto, echa una mirada al pasado, revisa tu integridad, no te quejes de tus pruebas, pregúntate si has aprendido.
Gracia y paz
Juan Carlos Flores Zúñiga
FUNDACIÓN LIDERINNOVA
Comentarios
Maravillosa reflexión. Muchas gracias por compartir. Recibe un abrazo de nuestra parte.
Bendiciones 🙏