No quites tu mirada de Jesús
Maná del Líder
Lunes 5 de Abril, 2024
Al Servicio de la Comunidad Profesional y de Negocios
Un joven que asistía regularmente a un iglesia, se acerca al pastor antes de iniciar el servicio dominical y le dice:
- "Pastor, no volveré más a la Iglesia!"
El ministro sorprendido por la decisión le pregunta:
-"¿por qué?
El ministro sorprendido por la decisión le pregunta:
-"¿por qué?
A lo que el joven responde enfáticamente:
- "Veo a la hermana que habla mal de otra hermana; el hermano que con mirada agria nos recibe a la entrada; el encargado de los anuncios que lee mal; el grupo de alabanza que vive desafinando; las personas que durante el servicio no despegan sus ojos del celular, entre muchas cosas incorrectas que veo que ocurren todo el tiempo en la iglesia."
- "Veo a la hermana que habla mal de otra hermana; el hermano que con mirada agria nos recibe a la entrada; el encargado de los anuncios que lee mal; el grupo de alabanza que vive desafinando; las personas que durante el servicio no despegan sus ojos del celular, entre muchas cosas incorrectas que veo que ocurren todo el tiempo en la iglesia."
El pastor asintiendo con paciencia a las quejas del joven responde:
- "De acuerdo. Tus quejas son válidas, hay muchas personas imperfectas en la iglesia. Pero antes de que te vayas, necesito pedirte un favor: toma un vaso lleno de agua, sostenlo en tu mano mientras das tres vueltas por la iglesia sin derramar una sola gota de agua en el suelo. Después de eso, puedes irte de la iglesia como deseas".
Y el joven pensó: ¡está muy fácil!
Y dio las tres vueltas como le pidió el ministro sosteniendo el vaso de agua en su mano. Cuando terminó dijo:
- "Listo, pastor!".
Y dio las tres vueltas como le pidió el ministro sosteniendo el vaso de agua en su mano. Cuando terminó dijo:
- "Listo, pastor!".
Y el pastor le dijo:
- "Cuando estabas dando vueltas, ¿viste a la hermana hablar mal de la otra?
El joven contestó:
- "No"
El joven contestó:
- "No"
- "¿Viste a la gente quejarse entre sí?"
El joven volvió a decir:
- "No"
El joven volvió a decir:
- "No"
-"¿Viste a alguien mirando celular?
El joven enfático dijo:
- "No"
El joven enfático dijo:
- "No"
- "¿Sabes por qué? Estabas concentrado en el vaso para no derramar el agua.
Lo mismo es en nuestra vida. Cuando estamos enfocados en Jesucristo, no tendremos tiempo notar las imperfecciones de los demás."
REFLEXIÓN
Cuando he compartido con ministros de distintas iglesias y doctrinas - protestantes, católicos, u ortodoxos - he comprobado con sorpresa cuántas personas con hambre y sed de Dios llegaron a formar parte de sus congregaciones, y las abandonaron luego de un tiempo tras comprobar cuán imperfectos humanos asistían a ellas.
Yo mismo tengo que confesar que durante los primeros años tras mi conversión, veinte años atrás, me enfrente al mismo cuestionamiento. ¿Cómo era posible que las personas recibiera el amor, el perdón, la restauración de Jesús y siguieran manteniendo malos hábitos e incluso pecando?
La verdad sea dicha. Cuando recibimos a Jesús en nuestro corazón como Señor y Salvador personal, caen fardos de culpa y pecados de nuestros hombros. Nos sentimos más livianos, libres, ganamos perspectiva, tenemos un nuevo comienzo. Pero, guste o no a algunos ministros y sacerdotes, seguimos viviendo en un "cuerpo de muerte", débil y con un alma atada en muchos aspectos a nuestros disfuncionales patrones de crianza, con emociones enfermas y poca inteligencia emocional.
Si, "¡una nueva vida ha comenzado!" (NTV) como dice Pablo en su segunda carta a los Corintios, pero aún existe el viejo hombre y Dios inicia una obra en nosotros que completara con el tiempo si le permitimos
trabajar seriamente en nuestro interior.
Cuando nuestro cambio es meramente emocional o superficial, es fácil desencantarse de las otras personas que a menudo tienen nuestros mismo defectos. Experimentamos una confusa "religiosidad" que nos hace sentirnos superiores a otros dentro y fuera de la iglesia y nos empieza a carcomer un enojo pasivo. Dejamos de mirar a Jesús, nos volvemos arrogantes, y Su obra se detiene en nosotros.
Es cierto, que podemos en algunos casos tener razones de peso para dejar una iglesia, pero que no sea por mezquindad u orgullo. No somos quienes para juzgar y criticar a otros cuando nosotros mismos somos una obra en progreso, una pieza de barro que Jesús está remodelando en su taller. No obstante, quién sale de la iglesia por causa de la gente, nunca entró por Jesús.
FRASE DE PODER:
El secreto deL enfoque es la eliminación
ESCRITURA:
2 Corintios 5:17 (NTV)
"todo el que pertenece a Cristo se ha convertido en una persona nueva. La vida antigua ha pasado; ¡una nueva vida ha comenzado!"
Hasta la próxima,
Juan Carlos Flores Zuñiga
FUNDACIÓN LIDERINNOVA
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