Anciano sagaz
Maná del Líder
Lunes 29 de agosto, 2022
Al Servicio de la Comunidad Profesional y de Negocios
Lunes 29 de agosto, 2022
Al Servicio de la Comunidad Profesional y de Negocios
Un anciano, vivía solo porque había perdido a su esposa. Trabajó
duramente como sastre toda su vida y ahora, pro causa de su edad, ya no podía
trabajar.
Tenía tres hijos varones, pero ellos han formado sus propios hogares y estaban tan ocupados con su propia vida que sólo tenían tiempo para cenar con su padre una vez por mes.
Tenía tres hijos varones, pero ellos han formado sus propios hogares y estaban tan ocupados con su propia vida que sólo tenían tiempo para cenar con su padre una vez por mes.
El anciano estaba cada vez más débil y los hijos lo visitaban cada vez
menos.
-"Ya no quieren estar conmigo ahora, soy una carga", se decía así mismo, entonces se le ocurrió un plan.
-"Ya no quieren estar conmigo ahora, soy una carga", se decía así mismo, entonces se le ocurrió un plan.
A la mañana siguiente fue a la carpintería de su amigo, en busca de un
cofre de madera, lo llenó de pedazos de vidrio, lo cerró con llave y lo puso
bajo la mesa.
Cuando sus hijos fueron a cenar, lo tocaron con los pies.
-"¿Qué hay en ese cofre?" -preguntaron mirando bajo la mesa
-"Oh, nada" -respondió el anciano-, "sólo algunas cosillas que he ahorrado"
Sus hijos lo empujaron y vieron que era muy pesado. Lo patearon y oyeron un tintineo.
- "Debe estar lleno con el oro que ahorró a lo largo de los años", susurraron ellos.
-"¿Qué hay en ese cofre?" -preguntaron mirando bajo la mesa
-"Oh, nada" -respondió el anciano-, "sólo algunas cosillas que he ahorrado"
Sus hijos lo empujaron y vieron que era muy pesado. Lo patearon y oyeron un tintineo.
- "Debe estar lleno con el oro que ahorró a lo largo de los años", susurraron ellos.
Deliberaron y comprendieron que debían custodiar el tesoro. Decidieron
turnarse para vivir con el anciano, y así podrían cuidar el cofre. El hijo
menor se mudó a la casa del padre y le cuidó. A la semana siguiente lo
reemplazó el segundo hijo, y la semana siguiente el mayor. Así siguieron por un
tiempo.
Al fin el anciano padre enfermó y falleció. Los hijos le hicieron un
bonito funeral, pues sabían que una fortuna les aguardaba bajo la mesa de la
cocina.
Cuando terminó la ceremonia, buscaron en toda la casa hasta encontrar
la llave, y abrieron en cofre. Por cierto, lo encontraron lleno de vidrios
rotos.
-"¡Qué engaño infame!" -exclamó el hijo mayor-. "¡Qué crueldad hacia
sus hijos!"
-"¿Pero qué podía hacer?" -preguntó tristemente el segundo hijo-. "Seamos francos. De no haber sido por el cofre, lo habríamos descuidado hasta el final de sus días."
Avergonzados, no les quedó otra que reconocer su mal proceder.
REFLEXIÓN
A veces sentimos pena por personas que llegan solitarias, abandonadas y heridas a sus últimos años. Es justo y necesario sentir compasión, pero pocas veces evaluamos la historia de nuestra propia vida como padres e hijos.
Es cierto que hay personas que son injustamente olvidadas por sus allegados al llegar a la tercera edad, pero también hay personas que solo recogen lo que han sembrado en sus hijos. A veces son personas que solo repiten la historia de maltrato que protagonizaron contra sus propios progenitores.
No hay padres perfectos, de hecho la mayoría somos defectuosos y con frecuencia disfuncionales. No hay un libro que te enseñe a ser padre o un curso que te prepare para todo lo que demanda. Es cierto que aprendes buenos principios en la Biblia sobre como ser padre, pero eso no garantiza que tus hijos te agradezcan tu fidelidad a Dios o que se comporten como Dios anhela.
La realidad es que ser padre es un proceso permanente de prueba y error, donde lo esencial es tener un corazón que ame con firmeza a pesar de todo, que provea la disciplina que nuestros hijos necesitan para madurar y ser a su vez buenos padres e hijos.
No conocemos el trasfondo de la historia del anciano del presente Maná del Líder pero si podemos estar seguros de algo conocía el lado oscuro de la personalidad de sus hijos y tomo astutamente ventaja de ello para sobrellevar sus últimos días con cierta dignidad.
Lo que si sabemos es que cada uno es responsable de lo que siembra diariamente en el corazón de su familia y comunidad y que a su debido tiempo recogeremos la cosecha sea buena o mala, dulce o amarga. No hay forma de escapa a la inexorable entropía de la vejez, ni a las pruebas de la vida, pero si podemos resistir la tentación de ser abusivos, vengativos y distantes con quienes Dios nos confió como primer ministerio: nuestra familia.
Igual que amar y perdonar son decisiones, odiar y resentirse son decisiones que podemos resistir para que a su debido tiempo cosechemos no porque queramos asegurar una vejez en paz, sino porque es nuestro llamado como padres, sin importar las falencias que nuestros hijos tengan.
FRASE DE PODER
Ser padre es tanto un deber como un privilegio del que daremos cuenta un día
ESCRITURA
Lucas 11:11-13 (NTV)
"Ustedes, los que son padres, si sus hijos les piden11:11 Algunos manuscritos incluyen pan, ¿les darán una piedra? O [si les piden]. un pescado, ¿les dan una serpiente en su lugar? O si les piden un huevo, ¿les dan un escorpión? ¡Claro que no! Así que si ustedes, gente pecadora, saben dar buenos regalos a sus hijos, cuánto más su Padre celestial dará el Espíritu Santo a quienes lo pidan»."
Nuestra población esta envejeciendo a un ritmo alarmante mientras la generación de relevo se distancia de los ancianos y los encierra en el mejor de los casos en asilo y en el peor los abandona a su suerte. Somos testigos de esto diariamente en nuestras propias familias extendidas. Pero, si nos disgusta lo que vemos que esperamos para sembrar bien primero en nuestros propios padres y luego en nuestros hijos. No lo hagamos por egoísmo o codicia, sino porque Dios todo lo ve y como padre El nos ha enseñado a sembrar bien y a recoger a su debido tiempo. El nos ha dado todo incondicionalmente para que tengamos un ejemplo a imitar en este mundo.
Hasta la próxima,
Juan Carlos Flores Zúñiga
FUNDACION LIDERINNOVA
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