¿De qué familia vienes?

Maná del Líder
Lunes 4 de enero, 2020
Al Servicio de la Comunidad Profesional y de Negocios


Una niña hace una sencilla pregunta a su madre, 
- "¿Cómo se creó la raza humana?" 

La madre le contesta,
- "Dios creó a Adán y Eva y ellos tuvieron hijos y así se formó la raza humana".  

Dos días después la niña le hace a su padre la misma pregunta. 

El padre contesta, 
- "Hace muchos años existieron monos y fueron evolucionando hasta los seres humanos que ves hoy". 

La pequeña toda confundida regresa con su madre y le dice,
- "Mamá ¿Cómo es posible que tú digas que la raza humana fue creada por Dios y mi papá diga que evolucionó del mono?'". 

La madre contesta, 
-"Mira querida, es muy simple. Yo te hablé de mi familia y tu padre te habló de la suya".


REFLEXIÓN 

Indistintamente de donde te ubiques en la discusión sobre la aparición de la especie humana sobre este planeta, creacionista, diseño inteligente, evolucionista o neodarwinista, es claro que todos creyentes, agnósticos o ateos hemos considerado seriamente el instinto primario en cada uno de nosotros como parte de una naturaleza con la que se lucha diariamente, especialmente si no queremos vivir esclavos de comportamiento antisociales.

El ser humano necesita de valores para tener una convivencia civilizada con sus iguales, pero estos no existen en el vacío y mucho menos viene con nuestra naturaleza biológica, sino que se fundamentan en la dimensión espiritual que cada ser humano desarrolla a lo largo de su vida. Hemos sido testigos en nuestras vidas y las de otros, lo que implica vivir únicamente para la satisfacción de nuestros propios apetitos ignorando las necesidades y deseos de los demás. Llamados con justicia a este comportamiento antisocial y en extremos sociopático.  Nuestra necesidad de relacionarnos en distintos planos evidencia una naturaleza espiritual que por mas que ignoremos nunca podrá ser llenada por las posesiones, los méritos académicos o éxitos mundanos.

Los que hemos estado allí, lo sabemos mejor que nadie.  Nada llena el vacío, y el anhelo de todo ser humano por ser íntegro, completo, mediante una relación íntima y auténtica con Dios, nuestro creador.  A diferencia del resto del reino animal, los seres humanos somos capaces de tener dominio propio, respeto por los demás, y sacrificialmente servir y dar nuestra vida por la salvación de otros. 

Lo hacemos con libertad, como una decisión, no como resultado de un origen animal.  Sin embargo, corremos el riesgo de vivir como descendientes de los monos, cuando aceptamos la esclavitud de la rutina, y la vida anodina y empobrecedora de la ignorancia.

Los valores tienen un origen espiritual y adoptarlos y vivirlos diariamente demanda una convicción mas allá de lo físico y natural, que se llama fe. Si fuéramos solo descendientes de los monos, en un determinismo biológico, seríamos incapaces de tomar decisiones generosas y extravagantes en favor del resto de la especie humana.

FRASE DE PODER
Solo la esclavitud puede convertir al hombre en mono

ESCRITURA
Romanos 1:20 (NVI)
"Porque desde la creación del mundo las cualidades invisibles de Dios, es decir, su eterno poder y su naturaleza divina, se perciben claramente a través de lo que él creó, de modo que nadie tiene excusa"

Todos tenemos dudas sobre quienes somos y de dónde venimos. Pero igualmente necesitamos reconocer la naturaleza divina que habita en nuestro ser. Conocernos a nosotros mismos es claves para conocer a Dios.  Nuestra identidad no está fuera de nosotros, sino que mora en cada alma que recibe a Dios y se completa con El.

Oro por una semana de reencuentro con quien realmente eres.

Juan Carlos Flores Zuñiga

Comentarios

Gabriel Zelaya Lopez dijo…
Muchas gracias Juan Carlos
Bendiciones

Entradas más populares de este blog

La Oración del Naufrago

Recuerda a Quien Sirves

Tentación que mata