¿Cuales serán tus últimas palabras?

Maná del Líder
Lunes 15 de Marzo, 2021
Al Servicio de la Comunidad Profesional y de Negocios

Uno de los escenarios más espectaculares para los amantes del bel canto es la Opera Metropolitana de Nueva York. Cuando un cantante lírico se presenta en su escenario se espera solo lo mejor.  La noche del 5 de Junio de 1996 no era diferente para quienes asistían al estreno por primera vez en inglés de la opera "El Caso Makropulos" del compositor checo Leos Janacek.

Un tenor ampliamente conocido en Europa por sus papeles sobresalientes en papeles difíciles como Otelo en la obra del mismo nombre de de Verdi, Tristán en Tristán e Isolda de Wagner, en particular Tannhäuser, también de Wagner, era parte del elenco esa noche. Tenía 63 años y su nombre era Richard Versalle.

Al inicio de la opera, Versalle, quien cantaba el papel de Vitek, un viejo escribano en una firma de abogados, subió a una escalera con rodines de las que se usan en la bibliotecas cantando en un tono si alto y luego en un si bemol mientras regresaba un archivo a una gaveta, mientras cantaba "Está tan mal que tengas que vivir tanto tiempo," y entonces su voz se apagó y cayó al piso de espaldas con sus brazos extendidos de una altura de tres metros al piso.

Mientras la audiencia miraba estupefacta lo ocurrido y algunos gritaban, el director de la orquesta, David Robertson, a viva voz repetía a través de la luces del piso del escenario, "Richard ¿Estas bien?"  El tenor Versalles estaba aparentemente inconsciente, y los telones cayeron inmediatamente mientras sus compañeros corrían al lado del tenor para auxiliarlo. 

Versalle fue llevado de urgencia al Hospital St. Luke´s Roosevelt donde fue declarado poco después como fallecido.  Estaba casado y tenía cuatro hijos. 


REFLEXIÓN

Que ironía, pero todo estamos expuestos a repetir lo mismo en diferentes circunstancias.

Un día, cada uno dirá sus últimas palabras, su última voluntad y testamento. Puede que seas consciente de lo que estás diciendo o no, pero la pregunta permanece ¿cuáles serán? ¿Cómo resumirías tu vida? o escribía un conocido "¿Que dirá tu lápida?".

Hay gente muy preocupada por las apariencias de nuestro corrongo presente. Vivimos con ligereza considerando que vestimos y como lucimos, sin preocuparnos tanto por nuestra alma, por lo que hay en nuestro interior.  

Cada vez mas observo amigos y compañeros de mi niñez y juventud que superados los cincuenta años siguen comportándose como adolescentes emocional y espiritualmente. Yo mismo, con honestidad, descubro en mi comportamientos infantiles y adolescentes. No confundan esto con tener el corazón como el de un niño. No tiene que ver con limpieza de corazón o inocencia. Me refiero a actitudes y comportamientos que arrastramos con nosotros y que revelan nuestra incapacidad para amar, perdonar, servir y construir un legado antes de partir.

Mis ultimas palabras reflejarán mi legado, mi madurez, mi ser. Puedo morir haciendo el ridículo (mintiendo, odiando, resentido, aburrido e inútil) o puedo por el contrario vivir como si este fuera el ultimo día, con plenitud, amando, sirviendo, perdonando y construyendo.  Todo vuelve inexorablemente al terreno de las decisiones. Cada uno puede decidir como vivir y esto impactara nuestras ultimas palabras.

Sin salud emocional y una espiritualidad saludable es imposible ser maduro y dejar un legado conforme al propósito de Dios. He perdido demasiado tiempo peleando batallas inútiles, tratando de cambiar a otros, en lugar de tratar de cambiarme a mi mismo conforme al modelo de Jesús, para entonces poder derecho moral a influir positivamente en otros.


FRASE DE PODER:
Nunca hay una segunda oportunidad para causar una última impresión

ESCRITURA:
Salmos 102: 15-17
"Nuestros días sobre la tierra son como la hierba; igual que las flores silvestres, florecemos y morimos. El viento sopla, y desaparecemos como si nunca hubiéramos estado aquí. Pero el amor del Señor permanece para siempre con los que le temen. ¡Su salvación se extiende a los hijos de los hijos."

Meditando en cuan cortos son nuestros días sobre esta tierra y orando por fortaleza y sabiduría de Dios para aprovechar al máximo los días que me quedan para que mis últimas palabras revelen con integridad que vivir mi vida valió la pena. Gracias Dios.

Hasta el próximo lunes,

Juan Carlos Flores Zúñiga

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