Rosas Blancas

Maná del Líder

Lunes 15 de agosto, 2022
Al servicio de la comunidad profesional y de negocios

ROSAS BLANCAS

Entré a la tienda departamental de mi ciudad para hacer unas compras navideñas de último minuto. Miré toda la gente y renegué entre dientes. Estaría allí para siempre...Y tenía muchísimo que hacer. Navidad estaba comenzando a ser una molestia. Yo preferiría dormir, hasta que pasara la Navidad.

Me salí del tumulto de gente tan pronto como fue posible, y me dirigí al departamento de juguetes. Estando allí, renegué de nuevo sobre los precios de todos estos juguetes, y me puse a pensar en si mis nietos los apreciarían o si iban a jugar con ellos. Me encontraba en la sección de las muñecas.

De reojo, miré un niño de más o menos cinco años abrazando una linda muñeca. Le tocaba su cabello y la abrazaba tan tiernamente, que sin querer, seguí volteando mi mirada hacia el niño y preguntándome para quien sería esa muñeca.

Vi que se volteó hacia una mujer y la llamo tía por su nombre, y le dijo:
'“¿Estás segura que no tenemos suficiente dinero?"
La mujer le respondió con impaciencia,
-"tú sabes que no tenemos suficiente dinero para ella."

Su tía le dijo al niño que no se moviera de allí. Que ella tenía que tomar otras cosas y regresaría en pocos minutos. Y luego se retiró de allí. El niño continúo abrazando la muñeca.

Después de un ratito, le pregunté que para quien era la muñeca.
Me contestó, -"es la muñeca que tanto ansió mi hermanita para Navidad.
Ella estaba segurísima que Santa se la regalaría."
Le dije que quizás Santa se la llevaría y el me contestó,
 -"No, Santa no puede ir a donde esta mi hermana...tengo que darle la muñeca a mi Mamá para que se la lleve."

Le pregunté que en donde estaba su hermanita. Me miró con sus ojos llenos de tristeza y me dijo,
-"ella se ha ido con Jesús. Mi papá dice que Mamá tendrá que irse para estar con ella.”

Mi corazón casi paró de latir.  Luego me volvió a mirar el niño y me dijo: -"le dije a mi papá que le dijera a mi mamá que no se fuera todavía. Que esperara hasta que yo volviera de la tienda."

Luego me preguntó que si quería ver su fotografía. Le dije que me encantaría.  Sacó unas fotos que se había tomado frente a la tienda. Me dijo: -"Quiero que mi Mamá se lleve estas fotos para que nunca me olvide. Yo quiero tanto a mi Mamá, y quisiera que no tuviera que dejarme, pero papá dice que necesita estar con mi hermanita." 

Miré que el niño agachó su cabeza y se puso muy callado. Mientras el no miraba, metí mi mano a mi bolso y tomé un puñado de billetes. 
Le pregunté al niño, -“¿contamos de nuevo el dinero?" 

Se puso muy contento y me respondió que sí. El sabía que tenía que ser suficiente. Metí mi dinero entre el de él y lo comenzamos a contar. Era lo suficiente para la muñeca. 

Suavemente dijo -"Gracias Jesús, por darme suficiente dinero."
Entonces el niño me dijo, -"Le pedí a Jesús que me diera suficiente dinero para comprar esta muñeca, para que Mamá se la pueda llevar a mi hermanita. Y El escuchó mi oración. Olvide, sin embargo, pedirle más para comprarle una rosa blanca a mí mamá. Pero El me dio lo suficiente para comprar la muñeca y la rosa para mi Mama..." "A ella le encantan las rosas blancas, muchísimo."

En unos momentos regreso la tía y yo me fui con mi carrito.
No podía dejar de pensar en el niño mientras terminaba de hacer mis compras. Ahora tenía una actitud y sentimiento totalmente diferentes. 

Estaba recordando algo que había leído en el periódico unos días antes sobre un conductor ebrio que había chocado contra un carro, matando a una niña y dejando a la mamá en condición muy crítica. La familia estaba tratando de decidir si le quitaba la vida artificial de la que dependía. Pero seguramente, este niño no podría ser parte de ese relato. 

Dos días después, leí la noticia de que la familia había decidido desconectar a la mujer. Más tarde ese día, no me pude resistir y fui y compré unas rosas blancas y las llevé a la funeraria en donde estaba la joven mujer fallecida.
Y allí estaba ella sosteniendo inerte una linda rosa blanca, la hermosa muñeca y la foto del niño de la tienda. No pude evitar que corrieran mis lágrimas. El amor que ese niño tenía por su hermanita y su madre era sobrenatural. Basto solo un instante, para que un conductor ebrio destrozara las dos personas que más amaba ese niño, pero él nunca dejo de creer en Dios.

REFLEXIÓN

Hay muchas historias que merecen nuestra atención pero las dejamos pasar inadvertidamente porque estamos ocupados en los pequeños vasos de agua en que  creemos ahogarnos diariamente. Entiendo esto porque yo mismo he estado a punto, numerosas veces, de vivir cercanamente la historia del niño de las rosa blanca.

Si te detuvieras por un momento y observaras con cuidado verías que mas allá del ajetreo diario y sus frustraciones, la necesidad de estar ocupados, y las distracciones fomentadas por nuestra naturaleza egocéntrica, hay un mundo de oportunidad para crecer emocional y espiritualmente. Hay un Dios en quien puedes confiar, a quien puedes recurrir, que te ama incondicionalmente. No es un Dios para complacer tus caprichos o apetitos destructivos. El conoce mejor que nadie y tiene soberanía sobre todo.

A menudo no reconocemos esto porque no vivimos vidas saludables. Estamos demasiado ensimismados, pendientes de nuestros apetitos y a menudo irreales expectativas. Aun como creyentes, caemos en el mismo juego cotidiano de ignorar lo importante y seguirle el juego a la tiranía de lo urgente. Queremos que Dios sea nuestro ayudante, y hasta nos atrevemos a darle órdenes cuando no nos complace.

Te aseguro que si te detuvieras a mirar no simplemente a ver, a escuchar, no simplemente a oír, e hicieras preguntas en lugar de proferir juicios y levantar muros de prejuicio podrías aprender algo realmente importante. Es inspirador ver como tantos seres humanos vencen sus temores y obstáculos imposibles con una actitud generosa y agradecida. Una vida cambiada tiene una enorme atracción para mí, porque puedo aprender de ella sin importar su origen, etnia, edad, género o lengua.

FRASE DE PODER
Todo ocurre con un propósito

ESCRITURA
Salmo 91:1-2 (NVI)
“El que habita al abrigo del Altísimo se acoge a la sombra del Todopoderoso. Yo le digo al Señor: “Tu eres mi refugio, mi fortaleza, el Dios en quien confío”.

Cuando experimentamos el dolor y la pérdida nos sentimos a menudo perdidos, nos cuenta descubrir que son oportunidades para hacer un alto y meditar en lo que hacemos, hacia donde vamos. Hay tanto que aprender de los demás, hay tanto que Dios quiere mostrarnos, si solo decidiéramos confiar y refugiarnos en El.

Juan Carlos Flores Zúñiga
FUNDACION LIDERINNOVA