Bajo la superficie

Maná del Líder

Lunes 30 de Agosto, 2021
Al Servicio de la Comunidad Profesional y de Negocios

BAJO LA SUPERFICIE

Niccoló Paganini (1782-1840) fue un conocido y dotado violinista del siglo XIX que aprendió a tocar el violín a los 7 años y era un virtuoso a los 13 años.  Era también conocido como un gran hombre del espectáculo con un fino sentido del humor.   

Era dado a improvisar en medio de sus presentaciones en las que su estilo influyó a compositores e intérpretes como Franz Liszt, Johannes Brahms y Serguei Rachmaninoff, entre otros.

Su concierto más memorable tuvo lugar en Italia con una orquesta completa. Estaba tocando ante un teatro abarrotado y su técnica era increíble, su tono fantástico, y su audiencia lo adoraba.

Hacia el final del concierto, Paganini asombraba a su audiencia con su ingeniosa composición cuando súbitamente una de las cuerdas de su violín se rompió con un chasquido y quedo colgando de su instrumento. Paganini  frunció el ceño brevemente, sacudió su cabeza y continúo tocando, improvisando con perfección.  

Entonces para sorpresa de todo, una segunda cuerda se rompió.  Y poco después una tercera.   Casi como en una comedia circense, Paganini no se detuvo y continúo tocando con tres cuerdas menos de  su violín Stradivarius. En lugar de dejar la escena, Paganini mantuvo su compostura y completamente calmo completó la difícil composición con solo una cuerda. 

REFLEXIÓN 

Cuando estamos en presencia de alguien con talento, y que sabe explotarlo no podemos menos que aplaudir con asombro ante lo extraordinario en personas que de otra manera serían ordinarias.

Paganini mismo pese a su temprano éxito tuvo que retirarse, a los 16 años, por su afición por el alcohol que arruinaba su talento. La compasión de una dama adinerada, hermana de Napoleón, le permitió recuperarse y profundizar en su formación musical hasta que en 1813 vuelve a dar conciertos y a componer. Pero su estilo de vida le lleva nuevamente a dañar su salud seriamente. Primero se le diagnostica tuberculosis en 1819 que se complica años más tarde con Hemoptisis, y luego envenenamiento por mercurio que usaba para combatir la sífilis que también había contraído. Dejó de dar conciertos en 1834 y en sus últimos días no podía hablar por la afonía.

Su cuerpo humano al fin sufrió los embates de su estilo de vida. Como vemos no es posible vivir sin integridad entre lo que mostramos en publico y lo que somos tras bambalinas. Mientras el mundo celebraba su éxito como interprete, la procesión consumía su alma.  No digo que fuera desdichado, he escuchando a numerosos artistas declarar que solo viven para el momento en que actúan ante el público que paga por verlos. Pero, lejos del escenario mueren lentamente por falta de propósito e integridad.  Como profesionales del espectáculo su tarea primordial es entretener con suficiente competencia y talento para distinguirse de otros en el mismo medio.

Todos vamos a morir algún día por la inevitable entropía de nuestra existencia finita.  Sin embargo, podemos elegir como vivir, si para complacer a un público que paga por consumirnos, o dejando un legado que influya positivamente en ésta y las siguientes generaciones, no para vanidad personal, sino con una entrega generosa y desinteresada de quien saber dar lo mejor de sí.

Hay quienes al contemplar la vida y obra de Paganini con simpleza aterradora lo vinculan a pactos con Satanás por la enigmática "nota 13" en sus apuntes musicales. Voy a discrepar completamente. El talento que recibimos de Dios al ser creados puede ser cultivado o no si media disciplina, un propósito claro para nuestra existencia e integridad.  Pero para quien tiene talento pero no sabe a donde va cualquier camino parece bueno, aunque conduzca a su destrucción física y espiritual.

FRASE DE PODER
Casi nadie conoce quienes somos realmente tras bambalinas

ESCRITURA
Proverbios 10:9 (NTV)
"Las personas con integridad caminan seguras, pero las que toman caminos torcidos serán descubiertas."

Puede que usted este conforme con la marcha de su vida, y considere que al fin y al cabo su vida intima, tras bambalinas, es solo suya y nadie tiene derecho a intervenir en ella. Pero la verdad es que usted no necesita que nadie intervenga para destruir su propia vida, usted se basta solo, igual que yo. Podemos mantener las apariencias, pero tarde o temprano, el cascaron de nuestra vida doble se rompe y muestra todas sus imperfecciones y carencias.
Mi oración es que esta semana tanto usted como yo nos sometamos con brutal honestidad al autoexamen. De esto depende que sigamos viviendo engañados, sin propósito y sin integridad, o que empecemos a construir paso a paso una vida plena, sin mentiras, que nos permita poner nuestros talentos al servicio de una visión más grande que nosotros.

Hasta la próxima semana,

Juan Carlos Flores Zúñiga
FUNDACION LIDERINNOVA