Cousteau
Lunes 6 de mayo, 2019
Al Servicio de la Comunidad Profesional y de Negocios
COUSTEAU
Jacques Yves Cousteau pasó toda su vida en el mar, no contento con ser pionero en el diseño y desarrollo de los equipos de buceo modernos recorrió el mundo, a bordo del Calypso para enseñarle a la humanidad la grandiosidad de los océanos.
Muchos hombres y mujeres crecimos entre sus imágenes, muchos fuimos contagiados por su "fiebre de mar", jugábamos de chicos a ser buzos del Calypso, conocíamos todas sus historias, vivimos todas sus inmersiones. Pero, la mayoría de la gente jamás conoció la historia del día que el Calypso se perdió, de aquel día que pudo ser el último día de una historia que aún no había comenzado.
Todos sus ahorros se gastaron en equipamiento, vendió su casa para costear el viaje, todo su pasado y su futuro estaban puestos en ese viejo barco. Partieron rumbo al Mar Rojo donde planeaban filmar su primera película. Al llegar anclaron el barco cerca de la costa de Egipto y todos los hombres fueron al agua, en el barco sólo quedó la esposa de Cousteau, Simone.
Mientras los buzos estaban bajo el agua el cielo se cubrió de nubes, la superficie del mar se encrespó, comenzó a soplar un fuerte viento. Los buzos no pudieron volver al barco, por lo que tuvieron que nadar hacia la costa. Una vez ahí contemplaron al Calypso que se sacudía con cada golpe de ola, tironeando el cabo del ancla que se rompería inevitablemente. Cousteau temía por su esposa, una mujer delgada que no tenía idea de barcos ni de navegación. Los buzos presos de impotencia esperaban la rotura del cabo del ancla para ver como todas sus ilusiones se hundían con el viejo buque.
El cabo se rompió en un estallido seco e inmediatamente se escuchó el motor del barco que se ponía en marcha, viraba a babor y se internaba en el mar de frente a la tormenta, al timón estaba Simone Cousteau y no parecía estar dispuesta a dejar hundir al Calypso, como no sabía nada de náutica decidió ir mar adentro donde no podría chocar con nada. Viajaba hacia la tormenta.
Ocho horas duró la lucha entre el viejo dragaminas y el mar, ocho horas donde una mujer sola, que nunca antes había estado en un barco, sacaba fuerzas de la nada para evitar que los sueños de su marido se hundieran ese día. Cuando la tormenta terminó llevó al barco hacia la costa que se veía a la distancia pero como no lo sabía atracar y ya no tenía ancla, simplemente lo dejó flotar a la deriva con el motor apagado esperando que los buzos, que miraban la maniobra desde tierra, se pudiera acercar a nado.
Al llegar encontraron a una Simone sonriente que, ante la sorpresa de todos, los recibió con café caliente. Pasaron muchos años y el viejo dragaminas se convirtió en uno de los buques oceanográficos más famosos del mundo, navegó por todos los mares y visitó todos los puertos.
Cousteau adquirió fama internacional. En 1980, en un reportaje un periodista le preguntó si era difícil comandar el Calypso, Cousteau contestó:
- "No si está Simone a bordo, ella es la cocinera, la madre de treinta marineros, la que aconseja, la que pone fin a las peleas, la que nos manda a afeitar, la que nos reta, la que nos acaricia, la peluquera de a bordo, nuestra mejor crítica, nuestra primera admiradora, la que salva al barco de las tormentas. Ella es la sonrisa cada mañana y el saludo antes de irnos a dormir. El Calypso podría haber vivido sin mí... pero no sin Simone"
REFLEXIÓN
Simone Cousteau fue una mujer que vivió detrás de las cámaras y casi nunca se dejó fotografiar, no figuró en ninguna de las enciclopedias del Calypso se negó a ser vista en las películas y la mayoría de la gente nunca vio su cara. El machismo que impera tanto en el mundo secular como en el cristiano, no es de diseño divino, aunque algunos abusen de la palabra imponiendo cargas en la mujer que no son parte del plan y propósito de Dios.
Hombres y mujeres hemos contribuido por tradición y/o convicción a mantener este vejestorio alimentado por la inseguridad, los complejos y la falta de conocimiento de Dios. No me refiero a que Simone apareciera o no públicamente, eso es accesorio y superfluo, me refiero a que su esposo siempre le dio lugar como igual, amiga, compañera, esposa, amante. Dios nos da una nueva identidad como un solo ser cuando nos unimos. Ni la mujer ni el hombre ocupan lugares inferiores sino de mutuo amor y respeto, y mutua sujeción.
Cuantas mujeres existen que han sido ignoradas, pero han hecho grandes cosas sin ser jamás reconocidas. Muy cerca de ti hay una mujer silenciosa hoy, puede ser la que barre tu oficina, o quizá tu esposa o tu madre, tu hermana, tu abuela, tu tía etc. Reconoce hoy su labor, déjaselo saber y reconócela públicamente, porque hoy podrías hacer para ella su mejor día.
FRASE DE PODER
No hay mas hombre, ni mujer, solo iguales.
ESCRITURA:
Proverbios 31: 10-18 (LBLA)
"Mujer ejemplar, ¿Dónde se hallará? ¡Es más valiosa que las piedras preciosas! Su esposo confía plenamente en ella y no necesita de ganancias mal habidas. Ella le es fuente de bien, no de mal, todos los días de su vida. Anda en busca de lana y de lino, y gustosa trabaja con sus manos. Es como los barcos mercantes, que traen de muy lejos su alimento. Se levanta de madrugada, da de comer a su familia y asigna tareas a sus criadas. Calcula el valor de un campo y lo compra; con sus ganancias planta un viñedo. Decidida se ciñe la cintura y se apresta para el trabajo. Se complace en la prosperidad de sus negocios, y no se apaga su lámpara en la noche."
Al iniciar esta nueva semana te desafío a que afirmes a las mujeres que han sido y son importantes en tu vida pero no con halagos superfluos, sino agradeciéndolas, afirmándolas, por lo que han hecho para dar valor y desarrollo a tu propia vida.
Estaré orando por ti para que afirmes a una mujer que lo vale.
Juan Carlos Flores Zúñiga
FUNDACIÓN LIDERINNOVA
Comentarios
Carlota Chaves
Bendiciones,
Daisy
LE AGRADEZCO CADA SEMANA EL ENVIO
DE EL MANA DEL LUNES
HA SIDO DE GRAN BENDICION
Cesar Gabriel
Carlos Muñoz
Juan manuel Bello